Con el mismo título que el eslogan del Gesto Diocesano de este año, Carlos García de Andoin repasa en su
artículo algunas de las razones para justificar la contundente afirmación del
Papa Francisco.
Recuerda los excesos de un capitalismo sin control y la injusticia de
unos mercados dejados a su exclusiva lógica, que dejan al margen de la vida
social a grupos enteros de ciudadanos, sobre todo en los países en vías de
desarrollo.
Supone un estímulo para asumir compromisos dirigidos a transformar el
funcionamiento económico en la medida de lo posible, como complemento de unos
compromisos de conducta personal que nos distingan a los cristianos por nuestra
solidaridad y responsabilidad social.
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