viernes, 20 de diciembre de 2013

La comunicación cristiana de bienes

La Navidad es un momento especialmente adecuado para recordar que todos somos hermanos e hijos de Dios y que Este ha puesto numerosos bienes en la Tierra pero no para disfrute de unos pocos sino de toda la Humanidad. Por ello, además de enviaros nuestros mejores deseos para vosotros y vuestra familias para estas fiestas y el año próximo, os adjuntamos el interesante trabajo que sobre la comunicación cristiana de bienes ha realizado Igor Irigoyen, de Itaka. Recordamos aquí las conclusiones de dicho trabajo:
 
http://www.itakaescolapios.org/
 
“La comunicación cristiana de bienes, a la que estamos llamados todos los seguidores de Jesús, es una práctica con hondas raíces en la Sagrada Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, así como en la tradición de la Iglesia, de forma especial en la obra de los Santos Padres.
 
La comunicación cristiana de bienes guarda una íntima relación con el destino universal de los bienes, uno de los principios permanentes de la Doctrina Social de la Iglesia, ya que se funda en una concepción de los bienes terrenales como creación de Dios, al servicio de toda la humanidad. Igualmente, parte de una visión de la propiedad sujeta a su función social. La comunicación de bienes se dirige, por tanto, a hacer efectivos ese destino universal y la función social de la propiedad de los bienes.
 
A lo largo de la historia de la Iglesia encontramos una presencia constante de la comunicación cristiana de bienes, aunque con diversa intensidad y acentos en función del momento histórico y de los enfoques teológicos y filosóficos con influencia en la propia Iglesia. En este sentido, puede afirmarse que el actual magisterio social de la Iglesia ofrece sustento doctrinal para impulsar de forma renovada la comunicación de bienes.
 
Son diversos los caminos a través de los cuales la comunicación cristiana de bienes se puede y debe hacer efectiva. Por un lado, está el de compartir de forma gratuita aquello que los demás necesitan (a través de prácticas tradicionales como la limosna, el diezmo o la bolsa común, y sus variantes actuales). Junto a ello, adicionalmente, reviste una gran importancia el papel como agentes económicos y construir desde dicho papel una sociedad más justa y fraterna.
 
Periodos de crisis económica y de crecimiento de la desigualdad, como el que vivimos en la actualidad, interpelan a la Iglesia de forma especial en orden a profundizar en la práctica de la comunicación cristiana de bienes, como manera de responder a la luz del Evangelio a los signos de los tiempos y dar testimonio de compromiso con la justicia y la solidaridad.
 
 


En la sociedad actual han surgido un conjunto de iniciativas dirigidas a recuperar la vinculación entre la economía y la ética que, de forma explícita o implícita, participan de los fundamentos de la comunicación de bienes y, en esa medida, contribuyen a hacerla efectiva. Numerosas de esas iniciativas implican a entidades y personas de Iglesia, en algunos casos como impulsoras y en otros como participantes dentro de una pluralidad de colectivos y organizaciones sociales.”
 
Ver el documento completo aquí.

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